Soy fotógrafo y diseñador gráfico o viceversa. Actualmente desarrollo proyectos profesionales y creativos de imagen y comunicación a través de mi propio estudio, Nat Estudi, y su spin-off Nat Gutiérrez Pics&Vids. Escribo sobre fotografía en el blog de Arcadina y, de vez en cuando, de cualquier cosa que se me pasa por la cabeza en mi propio blog, La Frontera Líquida.
Esta web nace a raíz del proyecto fotográfico Quadratures Mínimes (Cuadraturas Mínimas), editado originariamente en abril de 2019 en forma de catálogo impreso y sobre el cuál podéis leer más abajo.
Pero el formato online me va a permitir ir un poco más allá, retomando el proyecto original como un nuevo punto de partida para seguir desarrollando otras ideas en mente que encajen con la concepción austera y minimalista inicial, la cual también he querido trasladar al diseño y funcionalidad de este espacio web, conectando también con esos aspectos personales indisociables de cualquier proceso creativo. En mi caso, con una parte (de tantas) de las músicas que escucho mientras trabajo, creo, paseo, o simplemente cuando busco el botón del off de mi cabeza (algo que normalmente suele ser en vano) y, por otro lado, con esa especie de cuaderno de bitácora en que he convertido mi cotidianidad a través de las fotografías que subo a Instagram, tomadas en su mayoría con la misma Lumix que me acompaña a todos lados y que me permite, aunque sea una compacta digital, capturar esos «fragmentos interesados de lo que veo» sin renunciar al uso manual de una cámara fotográfica.
Nunca me he considerado un artista. Me conformo con ser un 'buen artesano de lo mío'. No acuño ningún estilo uniforme porque mi tendencia al eclecticismo me ha llevado a tocar tantos palos que, a día de hoy, el concepto 'multidisciplinario' casi me parece una broma de la vida. Disfruto con lo que hago (una barbaridad) pero también sufro (otra barbaridad); es lo que tiene el proceso creativo, con sus aciertos y sus fracasos, el hecho ser un profesional autónomo y el vivir en un país donde continuamente tenemos que estar reivindicando y defendiendo el valor de la imagen y el trabajo y la dedicación que hay detrás de una 'simple' foto o un 'simple' diseño. Sin embargo, no podría haberme dedicado a otra cosa... Bueno sí... Quizá podría haber sido músico... Pero eso habrá que dejarlo para otra vida...
Hace 30 años disparé mis primeras fotos con una cámara réflex. Fue el punto iniciático de una evolución personal y creativa y, en paralelo, técnica y profesional, que me ha llevado por un periplo que visto ahora con toda esa perspectiva me resultaría difícil de conectar por partes (etapas) si no fuera por una evidente tendencia al eclecticismo a la que nunca me he negado y, sobretodo, porque siempre he sentido una especie de "espacio interior" latente que ha actuado de contrapeso durante mi transformación en el nosequé multidisciplinar que soy ahora. Y lo del nosequé no lo digo con desazón, sino porque aun a día de hoy me cuesta encontrar un calificativo escueto en el que encaje todo el pack que lleva consigo mi trabajo en Nat Estudi, en el que la fotografía ha pasado a ser una pieza más del proyecto que convive con otras disciplinas como el diseño gráfico, el video y la web, y donde lo analógico ya hace muchos años que sucumbió a los procesos digitales. Desde Hábitat (mis primeras fotos catalogables) hasta Nat Estudi, no es que haya un trecho… hay una falla entera… O al menos así me lo parece cuando echo la vista atrás.
Pero del mismo modo en que hay un lugar físico al que llamo mi pequeña parcela del mundo y al que recurro cuando necesito desconectar, pensar, o simplemente perderme mirando el mar, existe un símil, no físico, en el que me despojo de todo artificio, dejando de preconcebir imágenes con un fin y simplemente soy un observador cargado con una cámara que captura fragmentos interesados de aquello que veo. Es el estado en el que recupero la esencia de mis primeros años, cuando el acto fotográfico era un breve lapso de tiempo (lo que tardo en ver y accionar el disparador) a medio camino entre lo consciente y lo inconsciente, y ese "mundo interior" quedaba patente en unas fotografías llenas de silencios dónde el "hábitat inmediato" no era más que un pretexto para crear atmósferas totalmente alejadas de cualquier percepción objetiva de la realidad.
Quadratures Mínimes (Cuadraturas Mínimas) es pues, una selección de fotografías personales realizadas al margen de mi actividad profesional y disparadas en su mayoría con las diferentes cámaras "secundarias" que siempre he acostumbrado a llevar conmigo a todas partes, desde las primeras Olympus μ [MJU:] y Lomo LC-A de los tiempos analógicos, hasta las Panasonic Lumix compactas actuales con las que puedo operar totalmente en modo manual. De nuevo el "hábitat inmediato", aquello que me es cercano, es la excusa para un nuevo ejercicio de subjetividad óptica que conecta, por un lado, con las fotografías "silenciosas" de mi primera etapa en blanco y negro y, por otro, con el tratamiento del color y la austeridad visual heredada de mi experiencia con el diseño gráfico. Una austeridad reforzada por la elección del formato cuadrado para presentarlas, disparadas la mayoría en ese encuadre uniforme, instagramizadas otras, las menos, como queriendo eliminar de la imagen final aquello que me sobra. Todo ello pasando por un proceso de revelado digital y acabado sencillo no muy diferente en concepto al que realizaba antaño con procesos químicos (control de contraste, luces, sombras, color…).
Fotografía, simplemente, en tiempos de la #fotografi@.
Bernat Gutiérrez
Presentación del catálogo fotográfico Quadratures Mínimes. Editado por Nat Estudi. Publicado en abril de 2019.